Cuando el bolsillo de la casa no alcanza para los pases del bus, los libros ni la comida, hay jóvenes que abandonan el aula y salen en busca de empleo.
Sin embargo, encontrar trabajo no es asunto que se logre en un abrir y cerrar de ojos.
Conocedores de esa complicación, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) junto con el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) decidieron tocar la puerta de empresarios privados y hacerlos parte de un plan para librar del desempleo a muchachos pobres.
Para lograrlo, les proporcionan a los jóvenes la herramienta más importante: estudio.
El proyecto entrega subsidios que van desde ¢100.000 hasta ¢200.000 mensuales, para que la falta de financiamiento no sea una excusa para abandonar las clases. El resto es puro empeño para conseguir el título, que les facilite encontrar trabajo.
Con año y medio de haber iniciado el proyecto, ha reclutado a 2.800 jóvenes.
“Es importante que el muchacho entienda que sin estudio es imposible llegar a superarse. Sin estudio, el empleo es mal remunerado. Con esto les decimos que no hay excusas para no estudiar”, expresó el ministro de Trabajo, Olman Segura.
El programa plantea “retos” anuales donde busca candidatos que tengan las ganas de asumir con compromiso, los dos años y medio para cursar una carrera técnica.
Los primeros embarcados en la aventura salieron de Liberia, Guanacaste, y del Valle Central.
En cada reto Empléate, la dinámica es similar a una feria vocacional; se instalan puestos y se brinda información de las opciones académicas que tiene el programa.
Antes, los encargados se reunieron con empleadores para determinar las necesidades del mercado.
“A ellos se les hace un mapa de lo que pide el empresario. Muchas veces la persona no va a estudiar porque ni sabe lo que quiere. Aquí también se les proporciona esa carrera”, indicó el jerarca.
Además, el programa da seguimiento a los jóvenes sobre el rendimiento académico, con el propósito de que las becas sean bien utilizadas y deparen en empleos.
La firma de 15 alianzas con empresas privadas responde a un convenio con la Asociación Empresarial para el Desarrollo (AED).
“Nos reunimos de forma continua con los empleadores, con el fin de conocer qué es lo que ellos requieren. La idea con esto es buscar futuros nichos de mercado, para que una vez que los jóvenes terminan de estudiar, puedan colocarse en las empresas”, expuso Andrés Romero, director de Empléate.
Más herramientas. La formación de las llamadas ‘habilidades blandas’ es otro de los retos del proyecto, con el fin de que los estudiantes puedan adaptarse con mayor facilidad al entorno laboral, e incluso desarrollen competencias para convertirse en líderes.
Estas incluyen hábitos como la la puntualidad, y valores como la tolerancia y solidaridad para trabajar en equipo.
“No nos interesa formar robots, sino seres humanos que aporten nuevos conocimientos, que sean creativos, capaces de proponer y de liderar equipos”, añadió el ministro Olman Segura.
A partir de este año empezarán a medirse los resultados de colocación de los estudiantes en la cuna del mercado y su relación con los empleadores.
“No hay un deber de las empresas privadas de contratarlos y en esta fase dependerá mucho de cada persona, pero es un hecho que vamos a fortalecer la intermediación laboral”, indicó Romero.