Recientemente, la Editorial de la Universidad de Costa Rica publicó el libro Los orígenes del Estado de bienestar en Costa Rica: salud y protección social (1850-1940), de la historiadora Ana María Botey Sobrado.
Por el momento, este es el último título agregado a la prestigiosa Colección Historia de Costa Rica, iniciada en 1990 y, desde entonces, a cargo del Centro de Investigaciones Históricas de América Central.
Se trata, sin duda, de una adición tan bienvenida como oportuna, porque el libro de Botey, con sus más de setecientas páginas, constituye la investigación más exhaustiva realizada en el país sobre la etapa inicial de las políticas sociales costarricenses.
Modernizaciones
Organizada en seis capítulos, la obra se abre, en el primero, con un análisis del crecimiento y la distribución de la población, de sus condiciones económicas y sociales, y de las epidemias que afectaron al país en la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX (en particular la del cólera, en 1856).
El capítulo segundo aborda la primera modernización de la salud pública experimentada por Costa Rica entre 1850 y 1895, tanto en términos de los significados de ese concepto como de los discursos oficiales que hacían referencia a él.
Además, considera la legislación impulsada por el Estado en el campo de la higiene, la profesionalización inicial del mercado médico, la creación y administración de hospitales y cementerios, y la construcción de acueductos y cañerías.
La segunda modernización de la salud pública, ocurrida entre 1895 y 1950, es el objeto del capítulo tercero. Aquí se profundiza en el papel jugado por el Estado en la implementación de un modelo de salubridad que se consolidó, de manera simultánea, con el creciente predominio de los médicos en el mercado de la salud.
Fue precisamente durante este período que se fundó y consolidó la Facultad de Medicina (1895), se abrieron las escuelas de Obstetricia y Enfermería y hubo mejoras en la infraestructura hospitalaria y en el abastecimiento de agua potable. También se crearon la Subsecretaría de Higiene y Salud Pública (1922), luego convertida en ministerio (1927), y el Consejo de Protección Social (1936), primer intento por centralizar las políticas públicas en ese campo.
Actores
A diferencia de los capítulos antes referidos, el cuarto se concentra en los actores que jugaron un papel decisivo en impulsar la salud pública en Costa Rica, tanto los individuales como los institucionales: la Facultad de Medicina, la Fundación Rockefeller, la Subsecretaría de Higiene y Salud Pública y la Secretaría de Salubridad y Protección Social.
Con respecto a los actores individuales, Botey identifica tres grupos, cronológicamente sucesivos (personas nacidas en los siguientes períodos: 1831-1860, 1861-1890 y 1891-1910), compuestos por presidentes de la República, diputados, regidores, médicos y otros profesionales en el campo de la salud, abogados, educadores e intelectuales.
La mayoría de esas personas eran varones, costarricenses y oriundos de San José, y un número considerable de sus integrantes –especialmente los médicos– había realizado estudios fuera del país, especialmente en Estados Unidos y Europa.
Aunque las mujeres tuvieron una participación minoritaria, fueron muy activas en el campo de la política social, sobre todo a partir de la primera década del siglo XX, como lo demuestra Botey al analizar los casos de Ángela Acuña, Esther de Mezerville y, especialmente, de Carmen Lyra.
Comunistas
En el capítulo quinto, se analizan los discursos de los partidos Reformista (1923) y Comunista (1931) en relación con la salud pública, las iniciativas que al respecto impulsaron en las municipalidades y el Congreso, y los logros alcanzados.
Dado que los comunistas tuvieron mayor protagonismo político que los reformistas y permanecieron activos durante más tiempo, Botey analizó con más detalle sus iniciativas a favor de la salud pública en ciudades y campos.
Particularmente interesante es la reconstrucción que hizo Botey del liderazgo asumido por los comunistas en cuestionar los conceptos de caridad y beneficencia, innovación fundamental que abrió paso a la noción moderna de la salud como derecho humano.
Política
Finalmente, el capítulo sexto considera cómo el tema de la salud pública empezó a ser incorporado en las campañas electorales del período 1920-1940, un proceso liderado inicialmente por los reformistas y luego por los comunistas.
A medida que el asunto de la salud empezó a posicionarse estratégicamente en la esfera pública, en los programas de los partidos políticos y en la contienda electoral, se crearon las condiciones históricas que culminaron en la reforma social de inicios de la década de 1940.
Impulsada por la administración de Rafael Ángel Calderón Guardia, esa reforma tuvo entre sus mayores logros la creación, en 1941, de la Caja Costarricense de Seguro Social, con la cual inició la tercera modernización de la salud pública en el país.
Del análisis realizado por Botey, se desprende que la democracia costarricense fue un factor fundamental en propiciar la sinergia entre políticas sociales y dinámica electoral, al convertirse los partidos políticos en canalizadores de las demandas populares relacionadas con la salud pública.
Síntesis
Escrito de manera amena y cuidadosamente organizado, el libro de Botey está basado en un amplísimo acervo de fuentes primarias, que comprende, entre otros recursos, leyes y decretos, memorias ministeriales y textos periodísticos.
Mapas, cuadros y gráficos, además de una amplia sección de anexos, evidencian el enorme esfuerzo realizado por la autora por sistematizar toda la información relevante relacionada con el tema de la salud pública.
A la vez, Botey recuperó imaginativamente los aportes de un variado conjunto de investigadores que la precedieron tanto en el estudio de la salud pública, como en relación con otros temas afines, e incorporó pertinentes comparaciones con otras experiencias latinoamericanas.
Ciertamente, la obra de Botey será de fundamental interés para todas las personas relacionadas con la gestión y el estudio del sector salud; pero también para quienes estén interesados en conocer cómo Costa Rica, desde una etapa muy temprana de su existencia como república, empezó a diferenciarse del resto de Centroamérica.
Por todas las razones apuntadas, el libro de Botey constituye una síntesis extraordinaria sobre los orígenes del Estado de bienestar en Costa Rica. No existe una obra similar para los otros países de América Central y, a escala de América Latina, son pocos los estudios que están a su altura.