Como si fuera un río, el artista costarricense Crisanto Badilla Arguello se zambulló en el arte hace más de medio siglo y, desde entonces, se ha dejado llevar por estas aguas. Trabaja en varias técnicas, aunque es en la escultura en la que sobresale y se convirtió en unos de los creadores prominentes de Costa Rica.
Luego de tanta agua bajo el puente (exposiciones, reconocimientos y exploraciones), Badilla exhibe desde diciembre su fuego creativo en una exposición en el Museo Calderón Guardia, ubicado en barrio Escalante. La muestra privilegia las obras en bronce y la temática de las mujeres; sin embargo, hay otras técnicas en estrecha comunicación con el resto de su trabajo.
Del placer de la escultura, la tradición artística en Heredia y su propio legado habla el artista de 78 años en esta conversación.
–¿Qué le permitió esta exposición mostrar y también demostrar como artista?
–He trabajado más de 30 años como fundidor exclusivo de mi propia obra. A veces he querido dejar todo de lado y que lo hagan otros. Es que la fundición artística no necesariamente la debe hacer el escultor, es una técnica manejada por técnicos; sin embargo, para esta condición, debe haber tradición y cuando inicié no la había; tampoco la hay ahora. Si fuera solo eso, como actividad humana, la fundición se va atrás, antes de los templos… El fuego quiere que lo sigamos viendo. Los habitantes antes de Cristóbal Colón tenían tradición como fundidores artísticos en oro.
”La exposición me permitió organizar mi trabajo, escoger, definir. Una escultura que se inició con un grabado; luego una pintura termina en mármol. Los temas marinos también: una estatua en mármol con su réplica en bronce me parece un hecho insólito y misterioso. La otra, En el jardín, el claroscuro, la mujer desnuda, los rostros; la realicé especialmente para esta ocasión. Lo mismo Doscientos años sin Independencia, la mano, el ahorcado. Las mujeres asomadas en ventanas, La Grieta, bronce de pátina verde gris. Vigilantes, estructura de ojos y orejas en bronce dorado. Una colección personal que me explica como persona, como escultor y como fundidor”.
–Las mujeres y la herencia de los pueblos precolombinos son algunas de las constantes de su trabajo que están presentes en esta exhibición. ¿Cómo surge su interés por estas temáticas?
–La mujer en la escultura aparece en la prehistoria. Luego llega la belleza del ideal griego en la diosa Venus. Existe un camino de la mujer a través del arte en todas las culturas, como también existe un rastro trágico de la mujer en todas las culturas. El artista se sitúa y siente el tema de acuerdo a su sensibilidad.
”La historia del arte es la historia de la humanidad, cada pueblo en cada época, con sus trabajos manuales en materiales naturales nos muestran una imagen de lo que eran; nosotros, aquí donde estamos, seguimos haciendo lo mismo. Por esto es importante conocer el pasado de la humanidad por medio de sus obras”.
–Luego de tantas décadas de trayectoria y de persistencia en las artes visuales de Costa Rica, ¿en qué se le ha convertido la escultura?
—La escultura es un medio de expresión que exige el dominio de una serie de herramientas para concretar una idea en un material sólido, a través de unos procesos que dan placer y satisfacción. Las tres dimensiones se muestran a la realidad de la luz solar y así adquieren el claroscuro y los perfiles definidos. Su existencia se hace importante, da ganas de tenerla cerca; hemos creado un vínculo íntimo.
–¿Por qué sigue apostándole a la escultura? ¿Qué le permite esta técnica que no le permiten otras técnicas, como pintura y grabado?
–El poder de la escultura es que existe, es algo que podemos tocar y medir. Sin embargo, necesita de la luz para que su superficie manifieste sus relieves; en la pintura, la luz también es creada. Tienen parecidos, en los brillos y rugosidades, en lo liso y en lo áspero; efectos con parecidos deseos emocionales, realizados con materiales y herramientas muy diferentes. Sin embargo, a lo interno se complementan y se mezclan, produciendo ideas de vivencias dispares, como el tema En el jardín. La escultura me permite hacer pintura y viceversa.
–¿Cómo es ser escultor en Costa Rica?
–Costa Rica es un país de cinco millones, con amplio litoral en ambos mares, con vegetación tropical. Estas tres verdades afectan a todos por igual. El artista se mueve dentro de ellas, respirando y asimilando el aire especial y las sutilezas que estas tres verdades le ofrecen.
–¿Qué aspectos destaca del quehacer escultórico actual en Costa Rica?
–Mucha actividad, mucha producción, las salas de los diferentes sitios de exhibición están llenas, programadas con años de anticipación. No hay correspondencia con las ventas. Si se ven retos y logros es porque el artista se los planteó él mismo.
–¿Cuál es la escultura que mejor lo representa?
—Sinceramente, creo que mi obra en grupos me representan mejor; no soy artista de un tema o una técnica.
–Usted es parte de una fuerte tradición escultórica en Heredia y, también, en su propia familia...
–Es cierto, Heredia ha sido y es un lugar de escultores, en el pasado los hubo y en el presente los hay en una cantidad que hace destacar la provincia.
”Provengo de una familia en la que se hacía arte. Creo que para hacer arte se debe estar libre de toda atadura mental. Creo que el arte es como un río y el que quiera aprehender se debe desnudar y dejarse ir en sus aguas”.
–¿Considera que ha sido profeta en su tierra?
—Ser profeta en ningún sentido.
–¿Cómo le gustaría ser recordado en la historia del arte costarricense?
—Recordamos a los mayas tanto por la obra que dejaron realizada en conjunto como la individual. De parecida manera, pertenezco a un grupo de artistas de una época y seremos recordados conformando una época determinada, como también posiblemente de forma individual.
Encuentro con el artista
Este lunes 27 de enero, a las 4 p. m., el Museo Calderón Guardia, ubicado en barrio Escalante, realizará el conversatorio y visita guiada “Compartiendo con Crisanto Badilla: proceso creativo”. Los interesados en esta actividad gratuita se pueden inscribir en el correo musecal2016@gmail.com o por medio del número de teléfono 2255-1218.
Este museo está de 100 m al este y 100 m al norte de la Iglesia Santa Teresita. Su horario es de lunes a sábado de 9 a.m. a 5 p.m.